sábado, 11 de noviembre de 2017

Hoy puede ser un gran día

Bernardo Guinand Ayala

A menos de dos meses para terminar este complejo 2017, quien pueda decir con algún grado de certeza cual será el futuro próximo de Venezuela tendrá, o mucho de adivino, o muchísimo de farsante. Sentimos - y con razón - que el país se nos va por un despeñadero gigantesco, sin que sepamos realmente cómo detenerlo. Para colmo de males, si no fuera suficiente con el nefasto gobierno que agobia a los venezolanos, la oposición política pareciera haber entrado en un proceso de desconexión total con la realidad y con la gente, terminando de cegar alguna esperanza, al menos de corto o mediano plazo.

Aún así seguimos. Y seguimos porque la catástrofe en la que estamos metidos no hace sino decirnos: “hay demasiado por hacer”. Somos, como reza uno de los lemas de la Bill & Melinda Gates Foundation unos “Optimistas impacientes”. Optimistas, porque nada alienta más a un ser humano que poder ser un eslabón del cambio y del progreso que requiere una empresa o el país. Impacientes, porque pasan los días, los meses, los años y sentimos que se nos va la vida sin poder desarrollar esos cambios a profundidad.

Esta semana tenía en mi agenda algunos eventos significativos para mí y para mi recién creada fundación. Entre esas cosas que vienen - sin saber de donde - a la cabeza, recordé aquella canción de Serrat titulada: “Hoy puede ser un gran día”.  Si bien creo que soy una persona optimista y motivadora, tampoco soy el mayor fan de aquellos gurús que predican constantemente que hay que tener “mente positiva” para todo, todo el tiempo, como si no fuese válido decir a veces que estamos frustrados, desesperanzados, molestos o intolerantes. Sin embargo, esa mañana busqué en You Tube la canción del catalán y me vacilé mi dosis de buena vibra. Tenía verdaderas ganas y razones para querer un buen día.

Uno de los elementos más objetivos de la canción en cuestión, es que Serrat no asegura que “va a ser un buen día” sino que “podría serlo” y allí da en el clavo: “Hoy puede ser un gran día, duro con el. Es decir, si quieres que el día sea bueno, hay que echarle ganas al asunto. No es solo mente positiva, sino que es trabajo duro y si hay trabajo puede haber recompensa.

Efectivamente el día fue bueno y es aquí donde expongo lo que quiero dejar de reflexión. En cualquier país en general, para cualquier persona en cualquier circunstancia, pero particularmente en esta Venezuela que nos ha tocado transitar, es clave que cada quien se enfoque en lo que sabe hacer mejor, en lo que construye, en donde pones al servicio de la sociedad los talentos que tienes. Aquel día y la semana en general fueron positivos para mi y para mi equipo porque logramos proponer una ruta para hacer las cosas que sabemos hacer bien, porque logramos sumar a otros, porque nos seguimos arriesgando por el país con propuestas concretas que aterrizaron y ahora tienen un norte claro y por supuesto, mucho más trabajo por desarrollar.

Fue particularmente maravilloso cautivar y proponer a la Junta Directiva del Instituto de Previsión
Junta Directiva del IPN y de Fundación Impronta
del Niño - cuyo promedio de edad, sin exageración, ronda los 80 años - una alianza para un novedoso y audaz programa de atención y generación de oportunidades para adolescentes venezolanos de sectores populares. Fue también genial constatar el poder de convocatoria para un taller sobre adolescencia, sirviendo de bisagra entre todos los interesados.


Como si fuera poco, esta misma semana hemos podido llevar los primeros folletos de nuestra fundación a un antiguo y muy apreciado aliado en España para comenzar a dejar nuestra impronta internacionalmente y dejar un mensaje claro: hay mucho por hacer en Venezuela y aquí estamos proponiendo.        

Comedor en casa de Henry Vivas en Caucagüita
También han sido unos días para conectarnos con otros, particularmente con esos que están en nuestra misma sintonía y hacen cosas realmente maravillosas. Visitamos a Henry Vivas - aliado del Radar de los Barrios - quien transformó la sala de su casa en Caucagüita en un comedor para los niños más vulnerables del sector La Embajada. Conocimos la puesta en marcha del “Panabus”, una buseta convertida en sala de baño, peluquería, comedor y atención médica que rueda por Caracas brindándole dignidad a las personas en situación de calle. Conversé a través de nuestro #RadarEnPositivo con mi pana Juancho Pérez quien reporta estar optimista con una generación de jóvenes en formación a quienes tuvo la fortuna de dirigirse cuando la desesperanza reina.  
El Panabus de la Fundación Santa En Las Calles
        

Quien se centra en lo que sabe hacer y es capaz de servir con gusto a los demás, tiene en Venezuela, aún a pesar de las muy objetivas adversas circunstancias, un horizonte de posibilidades de acción.  Muchos de nosotros, al igual que Bill y Melinda Gates – pero sin la chequera claro está – somos unos optimistas impacientes. De hecho, hoy puede ser un gran día…. y mañana también!


11 de noviembre de 2017

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