miércoles, 5 de enero de 2022

Ser felices

Bernardo Guinand Ayala

 * A mis hijos Alexandra Elena y Bernardo Andrés Luis

La llegada de un nuevo año es momento oportuno para reflexionar, revisarnos, plantearnos metas. Cuando uno va creciendo, aprendes a valorar ciertas cosas por encima de otras y enfocarte en aquellas que te brindan mayor tranquilidad, alegrías y esa tan ansiada felicidad. Hay muchas recetas y muchos autores que han escrito sobre ello, algunas veces hasta las hemos puesto en la cartelera de la cocina ¿recuerdan?, pero hoy quiero compartir estas que – si bien no son todas – se me presentaron como un regalo de año nuevo para ustedes, pues nada me alegraría más como papá, a que ustedes puedan seguir sus propios sueños, siendo gente de bien y por sobre todo, personas felices.

Coman bien: suena muy trillado y repetido, lo sé, pero estar bien con nosotros mismos depende mucho de todo aquello que comamos. Coman rico, variado, de todo. Habrá, lógicamente, cosas que les gusten más y otras no tanto, pero variar y no excederse es clave para sentirse bien. La comida es además motivo de reunión, de tradición, de compartir. También recuerden que el alcohol puede alegrarnos una comida o fiesta, pero hay que tenerle respeto, ya saben que hay historias desafortunadas con su exceso. Y sobre las drogas, ni de lejos. Ellas matan. Punto.

Muevan el cuerpo: mucha gente descubre los beneficios del ejercicio y lo bien que se sienten ya de adultos. No esperen demasiado para decir luego: “si hubiese intentado antes”. No importa lo que hagan: fútbol, bici, aerobics, cerro, trote, yoga, pilates, tenis, caminata… lo importante es mantenerse activos y si es al aire libre, mucho mejor. La mente, el estudio, la felicidad, necesitan un cuerpo sano.

Cultiven amistades: las relaciones humanas son las mayores generadoras de alegrías, de apoyo, de ideas. Algunos estudios dicen que uno es parecido al promedio de las cinco personas más cercanas que te rodean, así que busquen estar cerca de personas positivas, optimistas, echadas para adelante, que les hagan reír y sentir a gusto, que los valoren y respeten y que los impulsen a ser mejores personas.

Familia es familia: quienes tienen la bendición de tener familia cerca, más aún familia grande y más aún familia que los quiere, deben cuidar y cultivar ese tesoro. Ciertamente, como en toda familia – y en la convivencia en general ­– habrá con quienes nos llevamos mejor y también habrá algún que otro pleito que, cuando queremos de corazón, nos pega un poco más. Pero la sabiduría estará en buscar siempre la armonía pues la familia brinda soporte en todo momento y alegrías en toda celebración, tal como lo acabamos de vivir en Navidades.  

Busquen a Papá Dios: Dios está en todos lados. Algunos lo encuentran en la iglesia, otros en su cuarto, otros en libros, otros en la montaña o en la tranquilidad de la cama. Algunos son más de oración y otros somos más de encontrarlo en la acción, en las obras que hacemos. El Padre Azagra siempre recordaba a San Juan, quien decía que para poder amar a Dios – a quien no vemos – no hay mejor manera que amar al prójimo – a quienes si podemos ver, querer, tender una mano –. Busquen ustedes el mejor lugar y forma para dedicarle un tiempito a Dios. Recuerden siempre ser agradecidos en los momentos que nos sentimos afortunados y en paz, pero también pedirle cuando nos sentimos más vulnerables y nos flaquean las fuerzas. Cuando estuve de reposo, un amigo solía recordarme que Dios es un padre y a los padres es normal pedirles. Así que denle gracias y también pídanle, con la mejor manera que cada uno de ustedes sabrá cultivar.   

Sean apasionados: con quienes quieren, con lo que hagan… sean apasionados. Mucho de ello dependerá en buena medida de poder encontrar aquello para lo cual se sientan útiles y encontrarse con aquellas personas que les muevan el piso. Pero nadie encuentra eso que lo apasiona echado en su cuarto sin moverse o inmerso permanentemente en la pantalla de un aparato electrónico. Deben probar cosas nuevas, aventurarse a cosas desconocidas, viajar, leer, conocer gente nueva y conocerse ustedes mismos. Cuando uno logra dedicarse a aquello que lo apasiona, la cara, los ojos, las palabras lo transmiten. Eso no significa que todo va a ser maravilloso ¡no!, la vida tiene altas y bajas, pero si permite conectarse permanentemente con lo que nos identifica y nos permite seguir avanzando, seguir viviendo.   

Miren adentro: la felicidad no es un destino, ni un lugar. Ni siquiera es igual para todo el mundo. Mucha gente tiene millones y son seres totalmente infelices y hay algunos muy pobres que saben darle sentido maravilloso a su vida y ser felices. No quiero decir que pretendan ser pobres, pero sí que pongan lo verdaderamente importante por encima de cosas materiales. La felicidad deben hallarla dentro de cada uno de ustedes, es poder vivir en armonía entre nuestros sentimientos, afectos, condiciones de vida, decisiones que tomamos. También es tener un propósito que nos haga consistentes entre nuestros deseos y sueños y nuestras posibilidades y talentos para alcanzarlos. Unos japoneses, en la isla de Okinawa, suelen vivir muchos años; algunos investigaron el secreto de eso y además de su dieta y algunas otras lecciones, coincidieron en que promovían como cultura lo que ellos denominan “ikigai” cuya traducción sería algo así como “la razón por la que te levantas cada mañana”, es decir, viven con un propósito. No pretendo que eso sea un foco que ahora les preocupe, ya habrá tiempo para descubrir su propósito mientras siguen preparándose, pero si pueden irse conociendo internamente, buscando dentro de ustedes mismos cómo cada cosa o circunstancia los afecta. Conocerse internamente, a través de ustedes mismos o con ayuda, es una buena manera para ir construyendo su propósito en esta vida.

Finalmente, porque ya se me hizo larga esta página que quería escribirles, la felicidad en la vida no es la ausencia de sufrimiento o de circunstancias difíciles. Es más, ciertos momentos duros y tristes les harán valorar aún más los destellos de felicidad en su día a día. Y aquí tampoco están todas las lecciones, solo quise plasmar algunas que recordé con este nuevo año y dejar que ustedes sigan también construyendo su propia receta. Para mí, tenerlos a ustedes, quererlos a ustedes, escribirles a ustedes, es parte de las cosas que más feliz me hace. Los quiero.                   

          5 de enero de 2022