Bernardo Guinand Ayala
Virginia y Ruth en su casa (sede de Especialmente Amigos) |
Siempre
me han gustado las historias de héroes anónimos, héroes sin capa, santos sin proceso
de canonización, gente sencilla, de carne y hueso, que no abren los titulares
de la prensa y aun así, generan un gran bienestar e influencia para aquellos quienes
los rodean.
Recientemente
fue el día del maestro, donde quizás pueda encontrarse la mayor acumulación de
este tipo de héroes. Gente silenciosa en la vida social, política o comunicacional,
pero que en las cuatro paredes que circunscriben sus aulas, son guías, son luz,
son puertas abiertas al futuro para cada niño o joven que impactan. “La historia la escriben los vencedores”
decía Orwell, sin embargo, la vida íntima, el diario familiar, el legado
cercano, plausible y amoroso, lo escriben en cada persona, estos héroes
anónimos que dan sentido a nuestras vidas. No hay titular de periódico que
pueda sustituir la impronta profunda que esta gente maravillosa deja en nuestros
corazones.
Mi diario
personal ahora tiene otra heroína, otra santa que nos guiará desde arriba. Se
nos fue Virginia Díaz, la maestra de Antímano, el ángel guardián de los más
vulnerables. Virginia fue docente por muchos años, dictó cursillos de
cristiandad, cantó y acompañó al coro de su parroquia; pero cuando una caída la
alejó formalmente de las aulas, lejos de retirarse decidió abrir las puertas de
su humilde casa en el Barrio El Carmen de Antímano a los niños - y no tan niños
- con necesidades especiales de su comunidad.
Virginia y sus hijos Douglas y Evelyn |
Sabiendo
el trabajo que le había tocado para educar a su hijo Douglas, un chamo
maravilloso con Síndrome de Down, aprovechó su paciencia, su fe en Dios y su capacidad
pedagógica para enseñar a leer, a cantar, acompañar, formar en valores y dar
sentido a la vida de tantos, que como Douglas, tienen el distinguido título de
ser “especiales”. Llegar a casa de
Virginia, era recibir una procesión de abrazos y caras sonrientes de todos
aquellos amorosos discípulos, que veían en uno solo amor y cariño.
Cuando
Fundación Impronta nació en 2017 no había sino ganas de hacer cosas por los más
vulnerables. No había sede, ni lugar decidido para actuar, ni programas pulidos
para impactar. Una propuesta de Virginia y de Evelyn - su hija - para apoyarlos
en el Plan Vacacional que realizaba año a año la Fundación Especialmente Amigos
fundada por ella y que ese año estaba en pico e’ zamuro por la compleja
situación económica, nos dio la posibilidad de realizar, sin planificarlo, nuestro
primer programa, ese cálido plan vacacional que luego se convirtió en una
tradición y ahora una manera de rendir homenaje a su inspiradora.
Virginia y sus niños en Barrio El Carmen |
A raíz
de la diabetes, la salud de Virginia fue menguando. Su vista y sus riñones
fueron haciendo mella y recientemente un ACV la dejó postrada en cama.
Enfermedades crónicas en medio de la situación que padecen los venezolanos en
sectores populares suelen ser cruces muy pesadas. No dudo que Virginia puso su
fe en Dios y así, sin generar mayores inconvenientes, se apagó como una velita
en la medianoche de sábado para domingo.
Hoy la
despedimos en medio de una de las manifestaciones más bellas que haya podido
presenciar en mi vida. Llegar a la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Antímano
y ser recibido por todos y cada uno de sus niños y adultos especiales, ver sus
caras tristes esperando a su Maestra Virginia para un último adiós, ver a
Douglas haciendo su mejor esfuerzo para ayudar a cargar a su mamá, para luego
constatar cómo, un lunes por la mañana, la iglesia de Antímano estaba a
reventar entre vecinos, familiares y beneficiarios que despedían a Virginia, su
ángel guardián. ¡Gracias Virginia, gracias por tanto!
20 de enero de 2020
QDEP.estudie con Virginia en colé Refugio de la infancia.Converse con ella el 6de diciembre en velorio de una amiga en común.ese día me dijo q tenía problemas con la visión debido a la diabetes.ayer cuando me Entérese su partida me sentí muy triste.paz a su alma.
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