viernes, 5 de septiembre de 2014

Si no nosotros ¿quién?

Al empezar a escribir este post sólo tengo algo claro. Se que mi punto de vista no es único, no es el que es, no es toda la verdad. Habrá muchos que piensen igual. Otros que piensen totalmente distinto. Tampoco mi realidad es igual a la de todos y esa realidad de cada quien hace que cada quien tome una decisión, comprensible y a veces muy dura. Digo todo esto pues siento la necesidad de escribir de Venezuela y sobre esa decisión tan propia de quedarnos o no. 

Más allá de criticar un punto de vista o defender otro, manifiesto en estas líneas mi preocupación, mis angustias. Creo que todos tenemos razón. Razón tiene quién decide irse buscando oportunidades, seguridad, paz, desarrollo, bienestar para sus hijos.  Razón tiene quien se queda manteniendo familia y amistades, apostando y trabajando para que Venezuela de un giro, valorando las cosas buenas de nuestro país aún dentro de las adversidades. 

Como muchas familias venezolanas de hoy, de mis hermanos la mitad vive fuera y la otra mitad vivimos en Venezuela. Algo parecido sucede si extiendo mi familia a primos. Por lo cual procuro escribir tomando eso en cuenta como una realidad muy cercana, como una realidad muy "real", si tal redundancia fuese aceptable. 

Tengo aún pocos días de haber llegado de vacaciones y cada viaje al exterior hace que el regreso nos pegue con más contundencia. Sólo subir la Caracas-La Guaira hace que uno retroceda unos 30 años y se repita una y otra vez: ¿Qué coño nos pasó? Luego de pasar algunos días 'en desarrollo', se hace difícil entender cómo se puede seguir pensando en comunas, socialismo del siglo XXI o batallones de quién sabe que carajo. No se si peor o mejor, durante mis vacaciones no se me ocurrió mejor cosa que leer "El poder de los sin poder" de Vaclav Havel (http://es.m.wikipedia.org/wiki/Václav_Havel) y ver como repetimos una historia llena de fracasos, de modelos basados en la mentira, la cual no logra sino fabricar otra mentira para tapar la anterior. Esto me hace pensar que la falta de conocimiento de la historia nos condena a repetir los errores más absurdos del pasado. Y esa es la Venezuela que nos tocó transitar.

Este último viaje tuvo muchos elementos que me hicieron pensar en irse o quedarse. Nunca me habían vendido tan tajante una opción por irme del país como en una conversación con mi prima Nelly en su casa en Miami, que aunque me hacía medio el musiú mientras me hablaba, iba captando cada una de sus razones para salir de este berenjenal llamado Venezuela. Más o menos los mismos puntos los leí en un mensaje de Facebook de un amigo mío justo al llegar: "La Venezuela que soñamos, que nos enseñaron a querer, que defendemos... ya no existe". Eso que defendemos y queremos recuperar, es hoy una utopía. La verdad que el golpe es duro, y probablemente es así, pero ¿cómo desarraigar un sentimiento tan profundo?

Inclusive, Nelly me llegó a sugerir que hoy en día se podría ayudar más a Venezuela desde afuera. Ya que yo, al igual que ella, nos hemos dedicado al financiamiento de las organizaciones de la sociedad civil, pues probablemente estando afuera se pueda recaudar más fondos para Venezuela. Pero allí, justo allí, fue cuando me surgieron las mayores interrogantes al respecto. Si todos nos vamos, podremos levantar plata para Venezuela, pero ¿quién administra esos reales? ¿quién hace que rindan? ¿quién les da el valor que tienen? ¿quién ofrece bienes, servicios de calidad para todos los venezolanos? ¿quién es capaz de generar modelos de servicios de calidad para la gente? ¿quién? ¿quién? ¿quién?

Si no nosotros ¿quién?

Si no aquellos que hemos tenido el privilegio de visitar otros países y ver que podemos estar mejor ¿quién? Si no aquellos que les duele Venezuela ¿quién?

Tengo unos hijos preciosos a quienes quisiera abrirles las puertas del mundo y que vivan felices, que puedan codearse con quien se lo propongan; pero esta realidad de país hace que sienta que mi labor sigue estando aquí. Suena romántico y probablemente con los pies fuera de la tierra, pero aún hoy, aún después de ver la calidad de vida de mis hermanos y primos que viven fuera, siento que sigo siendo más útil en Venezuela.

Reiterando mi comprensión por quienes han optado abrirse camino fuera de esta hostil Venezuela, en la historia he visto un par de modelos sobre el avance de los regímenes totalitarios, como el que hoy nos gobierna. Podemos ver Cuba y bajo esa premisa sin duda hay que correr. Podemos ver muchos países de Europa Oriental, como el caso de la Checoslovaquia de Vaclav Havel y tener esperanza. Hay muchos elementos que evaluar, pero sin duda, un caso destacado en el desenlace tuvo que ver con su gente. Muchos de la clase pudiente cubana se fueron y no quedó en la isla quien pudiese consolidar una disidencia u oposición. En Checoslovaquia, más que políticos, una disidencia formada por gente de la artes - como el propio Havel- empezaron a exigir una "vida en la verdad" en contraposición a la continua mentira en que se ven atrapados los gobiernos pseudo-socialistas. Ello, después de muchos años, derivó en la Revolución de Terciopelo y en la posterior transformación de dicho país. No fue fácil, no duró poco, pero hoy la historia nos dice que valió la pena. 

Hoy me topé con una joven recién graduada de la UCAB que hizo su tesis con nosotros y a quien ofrecimos trabajo, y nos manifestó que se iba próximamente a Panamá. Y me pegó! Estando de viaje, mi cuñado - quien también vive afuera - nos invitó un día a su casa pues se reuniría con varios de sus amigos del Colegio San Ignacio que también viven fuera. Eran como 5 amigos con sus familias, esos 5 amigos que sin duda hoy serían los empresarios o gerentes de instituciones importantes en Venezuela. Y me pegó! Dos de las psicólogas que trabajan con nosotros en nuestros programas de atención de adolescentes y promoción de estilos de vida saludables también se van. Sus argumentos, totalmente comprensibles....pero igual, me pegó! Así puedo seguir, y comprendo cada caso, pero mi angustia se mantiene: Si no nosotros ¿quién? 

Pues también tengo una realidad en la otra mano. Mientras estuve de vacaciones mi equipo de trabajo avanzó decididamente para poder re-inaugurar próximamente el servicio de diagnóstico por imágenes del Centro de Salud Santa Inés UCAB con una inversión importantísima. Allí está, tangible, a la vista de quién lo quiera constatar. Hoy también tuve un par de reuniones, una con el sector privado y otra con el sector público para establecer alianzas. Sigue existiendo gente que apuesta. No todo está perdido, no todos nos hemos ido, y aunque Venezuela posiblemente ya es otra, nunca se ha dicho que no podamos construir una mejor. Que tomará años, sin duda. Que costará Dios y su ayuda, sin duda. Que debemos pedir a Dios que nos proteja de la inseguridad, la inflación, la escasez, la desesperanza... sin duda. Pero, si no nosotros ¿quién?


5 comentarios:

  1. Excelente artículo Bernardo! Comparto plenamente tus apreciaciones! Si no nosotros Quién?

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  2. Excelente. Comparto tu visión del problema. Pienso que la esperanza de un futuro mejor para nuestro país se apoya necesariamente en "los que estén en el país", aunque será muy valioso cualquier apoyo que pueda recibirse desde cualquier parte que venga, de adentro o de fuera. No me atrevo a juzgar a los que se van, pero el ejemplo de Cuba es demasiado elocuente. Lo de "la Venezuela que soñamos ya no existe" es una verdad de Perogrullo que manifiesta una de nuestras debilidades como pueblo: olvidamos que para que existiera fue necesario que "algunos" la construyeran, no " se dió sola",aunque muchos la disfrutamos sin valorar el esfuerzo y sacrificio que supuso crearla. No se si seré otro Quijote del siglo XXI, pero pienso seguir intentando crear espacios donde se pueda mantener la esperanza y ayudar a generar los cambios para crear esa nueva Venezuela posible. A diario te encuentras personas que están tratando de hacer algo, de sumar, desde el sitio donde se encuentran; gracias por ser uno de ellos. Bienvenido al club de los locos que creen que se puede ahogar el mal con abundancia de bien. Perdonen el "encadenamiento", hace rato que necesitaba desahogarme.

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  3. Excelente Bernardo!! Comparto tus palabras!! Trabajadores como tú son los que necesitamos para construir una mejor Venezuela.

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