viernes, 25 de abril de 2025

Bajo las nubes de Calder

Bernardo Guinand Ayala

Bernardo, tengo una situación que espero me puedas ayudar” dijo una voz femenina al otro lado del auricular. “Sé que Impronta apoya la educación y puso su mirada en Caucagüita. Por eso me atrevo a tocarles la puerta” me abordó rápidamente.

Mi hija estudia medicina en la UCV, va para cuarto año de carrera, pero una compañera suya está a punto de desertar. Vive en una situación muy precaria, es de Caucagüita y manifiesta problemas gastrointestinales que creemos pueda ser producto de desnutrición

Por insólito que parezca, hay estudiantes de medicina en la Venezuela del siglo XXI que sufren desnutrición. Por insólito que parezca, hay estudiantes universitarios que viven en situación de pobreza ¿Cómo se avanza a cuarto año de medicina así? aún no me lo puedo explicar.

A nuestra trabajadora social le fue suficiente una visita domiciliaria para evidenciar que Yitsell vivía en situación de pobreza extrema, en un rancho de bloques al borde de la antigua carretera Petare-Guarenas. Hacinamiento, costos de movilización, espacios inadecuados para sus estudios e ingresos insuficientes - producto de la venta de topochos que su papá trae esporádicamente de Barlovento - eran el abrebocas de la situación familiar, sin entrar en detalles.

La solución de los interesados fue unánime. Había que buscarle un alojamiento, fuera de su entorno y más cerca del Hospital Vargas, así como garantizar una beca para gastos de vida, para comer. 

Como Dios ha sido cómplice en esto de hacer milagros, porque en efecto yo los veo – o quizás los busco – con bastante frecuencia, las hermanas de Santa Ana que regentan una residencia en La Pastora, justo desocuparon una habitación destinada a recibir estudiantes que llegan a Caracas.

Un techo, una cama, un baño, un escritorio, una neverita y una beca de manutención de $100 al mes bastó para que Yitsell, por primera vez, tuviera privacidad para descansar y estudiar, así como ganar 7 kilos en el primer mes y medio de beca, dejando atrás la palidez de su rostro y la timidez. Con su cara ahora rozagante, ocasionalmente pasaba a saludar por la oficina a contar sobre sus avances, las pasantías en las diversas áreas o el estetoscopio que se pudo comprar estirando los $100 de cada mes.

Han pasado 2 años y 3 meses desde que se incorporó al plan de becas Impronta.

Hoy, su nombre - Yitsell Ruiz - retumbó con cristalina acústica, bajo las nubes de Calder.        


13 de diciembre de 2024


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