Bernardo Guinand Ayala
Acción,
suspenso, drama, terror o comedia. ¿Qué tipo de película venimos escribiendo en
Venezuela? Si tuviéramos que entregar algo así como los premios Oscar de la
Academia, la categoría del “Año más complejo” sería, sin duda, una de las
categorías más disputadas y en la que cada año, tal como sucede en Hollywood, parece
que los directores se esmeraran por elevar el nivel de la producción.
Recordarán
el 2017, un año extraordinariamente complejo y gran candidato al premio. En
medio de ese turbulento año nació Fundación Impronta con muchos sueños, algunas
ideas plasmadas en un papel y muy pocos recursos. La adversidad no nos frenó y
aquí estamos hoy. Recientemente cerró el 2020 y como ya suele ser costumbre, la
complejidad no dejó de ser amenaza, convirtiendo nuestro ya espinoso acontecer
nacional en una crisis de categoría mundial. Pero incluso al finalizar sus
días, a alguna de nuestras colaboradoras le escuché decir: “ha sido el mejor año que hemos tenido”
evaluando lo alcanzado a pesar de las dificultades. Y en medio de esta pandemia
llegamos a celebrar nuestro cuarto aniversario, con más preguntas que
respuestas, con dudas pero con planes y sobre todo, llenos de esperanza.
Hace un
buen tiempo vengo leyendo algunos escritos de un dramaturgo y político checo –
Vaclav Havel - que dedicó parte de sus discursos y obras a hablar de la
esperanza. Reconocía, que la esperanza no es objetiva, no es algo que se basa
en hechos concretos ni en análisis acertados del futuro. Tampoco es algo que se
encuentra en el entorno, en los signos externos que nos permitan visualizar un
mejor horizonte. ¡No! La esperanza es algo que nace dentro de uno, que algunos
la tienen y puede que otros no. Es como un don. Y ese don permite que aunque
objetivamente veas el camino oscuro, gris y sin ninguna señal real de que las
cosas vayan a cambiar para mejor, aun así esa fuerza te mueve hacia adelante
para hacer lo que crees que debes hacer y para siempre tener una mirada
esperanzadora de ese futuro que deseas. Incluso cuando año a año sigan
superándose con la categoría al más complejo de los premios Oscar de la
Academia.
En la
Isla de Okinawa, en Japón, viven unas de las personas más longevas del planeta.
En algún momento hicieron un estudio y en promedio la gente vivía 7 años más
que sus similares en América. Estudiaron que hay muchas razones para ello como
su alimentación, sin duda deben vivir más tranquilos y relajados que nosotros
aquí en Caracas y también se percataron que la palabra “retiro o jubilación” no
existe en su vocabulario. El deseo de mantenerse útiles es clave para ellos.
Por otra parte, tienen una palabra en su léxico que tiene un significado muy
poderoso para ellos. Esa palabra es lo que ellos denominan Ikigai cuya traducción al castellano sería algo así como “la razón
por la que te levantas cada mañana”. La idea de tener un propósito, por
sencillo que parezca es un elemento decisivo en sus vidas y en su longevidad. No
hay que tener como meta llegar a la luna sino, en cada etapa de tu vida tener
una razón importante y tangible que te entusiasme cada día: cuidar y ver crecer
a tus nietos, impulsar el sueño de esa guardería en la que invertiste tus
ahorros, enfocarte en esos estudios que te permitirán apuntar a un Ikigai aún más grande, impulsar el
deporte, la cultura o la educación en tu comunidad, transformar un espacio en
desuso en un laboratorio para generar oportunidades de transformación en la
vida de los jóvenes.
En fin,
tantos propósitos que nos pueden animar a saltar de la cama para procurar
alcanzarlos, aún en medio de las adversidades. Cada uno de nosotros tendrá los
suyos propios, pero sé que en conjunto, agrupados bajo ese paraguas de valores
y sueños que representa Fundación Impronta, seguir siendo sembradores de
esperanza donde otros ven oscuridad es un propósito que vale la pena y que
sería nuestro mejor regalo de cumpleaños.
Probable
y objetivamente, este pueda parecer otro año para una película de drama o incluso
de terror, pero que nuestra mirada esperanzadora nunca deje de ser ese faro que
alumbra para que las generaciones futuras puedan vivir una Venezuela con más
películas llenas de alegrías y superación. ¡Gracias a todos y feliz cumpleaños
Impronta!
5 de febrero de 2021